El autor que más ha influido literariamente en Hernán Migoya es Charles Williams, escritor texano olvidado que solamente recuerdan los fans cincuentones del género negro. Migoya, obsesionado con dicho autor desde que leyera a los 12 años su novela «El arrecife del escorpión», decidió con 25 viajar a Estados Unidos para rastrear la tumba de Charles Williams y rendirle tributo: finalmente, logró localizar a su hija Alison y escribió la biografía/ensayo/guía más completa que existe en el mundo (la única, de hecho) sobre el creador de «Calma total» y «Labios ardientes», incluyendo correspondencia inédita a su agente Don Congdon. Dichas cartas, desconocidas por el público anglosajón, abarcan desde que Williams fue publicado por vez primera y probó las mieles del éxito (en los años 50 llegó a vender varios millones de ejemplares) hasta que se arruinó y entró en una depresión definitiva a principios de los años 70. Con un arrojo tan suicida como el del propio Williams, y con el auspicio de la Semana Negra de Gijón, Migoya logró hallar editor para este libro sobre un escritor que ya casi nadie conoce en España y cuyas obras hace años que no se reeditan.
Además, «La tormenta y la calma» revela públicamente por vez primera la manera en que Charles Williams se quitó la vida en 1975, falseada en la información de sus propios libros hasta la actualidad.