D.N.I. es la historia de un pringado que se enamora de la foto de un carnet de identidad. También es el primer cortometraje dirigido por Hernán Migoya. Rodado en 16 mm., es una historia sin diálogos donde el director pudo trabajar por vez primera con su álter ego cinematográfico: el inmenso actor Jordi Ordóñez, para quien ha escrito especialmente un papel destacado en su opera prima «¡Soy un pelele!».